sábado, 9 de julio de 2011

Nuestro paseo de las estrellas


Desde el pasado mes de junio, Madrid tiene su calle de las estrellas cinematográficas españolas. Las estrellas se han puesto en la céntrica calle de Martín de los Heros, zona en la que se encuentran la mayoría de las salas en versión original de la ciudad. Para el estreno se han colocado 25 estrellas. Sin entrar a valorar demasiado esta iniciativa, que conmemora el XXV Aniversario de la Academia de Cine, tan solo decir que la considero positiva.

Y aunque a nadie le interese, aquí dejo mi lista de los 25 nombres que creo imprescindibles si de abarcar la historia cinematográfica de este país se trata. No están por orden de preferencia (salvo el que encabeza la lista y con letras mayúsculas) sino tal y como me venían:
FERNANDO FERNÁN GÓMEZ, Pepe Sacristán, Pepe Isbert, Luís Buñuel, Paco Rabal, Luís García Berlanga, Imperio Argentina, Pedro Almodóvar, Segundo de Chomón, Rafael Gil, Alfredo Landa, Alfredo Mayo, Víctor Erice, Luís Cuadrado, Rafael Azcona, Pilar Miró, Javier Aguirresarobe, Amparo Rivelles, Sara Montiel, José Luís Alcaine, Marisol, Gil Parrondo, José F. Aguayo, Edgar Neville, José Luís López Vázquez.

Como sabemos todos, son más de 25 nombres los que han creado la historia cinematográfica de este país y que deberían tener su estrella para que nadie se olvide de ellos. Sé que habré olvidado a muchos, sobretodo a muchas, pero he hecho la lista de cabeza. Ahora miraré cuantas coinciden…

viernes, 1 de julio de 2011

Su amor no era sencillo


Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.

La Sirena Viuda, de Mario Benedetti.

miércoles, 29 de junio de 2011

La buena prensa


Uno de los grandes atractivos de mi profesión es la posibilidad que tengo de conocer a personas interesantes mientras realizo mi trabajo. Y gracias a un trabajo reciente he descubierto un blog dedicado al periodismo, a la buena prensa para ser exactos. El responsable es el profesor de la Universidad de Navarra Miguel Ángel Jimeno. En las entradas que hace a diario destaca noticias, reportajes o fotorreportajes de cualquier diario nacional o internacional, escrito u online.

Según el autor, todas estas entradas son ejemplos perfectos de buena prensa, ya sea por la información que contiene, su estilo en la redacción, por su diseño aplicado a la noticia o por el nivel tanto artístico como informativo de las infografías.

Con este blog, el autor pretende dar a conocer ejemplos de buena prensa que ayuden, orienten e inspiren tanto a periodistas profesionales, diseñadores gráficos, fotoperiodistas, estudiantes y profesores de todas estas ramas.

El link, www.labuenaprensa.blogspot.com. Echad un vistazo, os lo recomiendo.

lunes, 13 de junio de 2011

La nube


Lo ha dicho Steve Jobs, el gurú de Apple: “El centro de la vida digital está ahora en la nube”. Y como la vida digital forma parte cada vez mayor de nuestra vida real, todos estamos en la nube. La “nube” es un modo de computar y almacenar información, que va a permitir depositar en ella toda nuestra memoria electrónica, para luego poder acceder desde cualquier aparato. Los desconfiados se sienten inquietos al pensar que todos sus datos están en manos de su proveedor de servicios, y no de él mismo, pero la informática está produciendo cierta credulidad y un exceso de confianza.

Asistimos a un nuevo platonismo. Platón decía que todas las ideas estaban en el mundo ideal, al que los humanos teníamos que acceder para alcanzar el conocimiento. Ahora, todo está en la “nube”. Por ello, quienes no están conectados no pueden conocer nada. Este “platonismo tecnológico” oculta una simpleza peligrosa. El acceso al conocimiento no se da por conectarse a la “nube”. Depende de las condiciones de quien está delante de la pantalla. Un burro conectado a Internet sigue siendo un burro, aunque desde fuera dé la impresión de ser un hábil tecnólogo.

Conocemos desde nuestra memoria personal, que nos permite comprender, evaluar, seleccionar la información que recibimos. Y si no formamos esta memoria personal, estamos absolutamente inermes ante el flujo de información que espejea en la pantalla.

Texto de José Antonio Marina.

domingo, 5 de junio de 2011

Humphrey Bogart


Anoche necesitaba una dosis de seguridad adicional para seguir soñando, para seguir avanzando. La solución era obvia, volver a los orígenes, a mis orígenes. Pero a mis orígenes cinematográficos, lo que significaba recurrir a los clásicos. Necesitaba un símbolo que me diera fuerza y tranquilidad, algo que me hiciera sentir que no está todo perdido, que siempre quedará él. De entre todos los símbolos posibles, de entre todos los clásicos del cine, llegué hasta él, hasta Humphrey Bogart. Y con él a Casablanca.

Lo demás, venía solo. Las doce de la noche, las luces apagadas, mi tele de tubos y darle al play para encontrar tranquilidad. Como en mis viejos tiempos, que son mis tiempos de adolescente, fue empezar la película y volver a encontrar el camino. Cuando acabó Casablanca quería más sueños y más seguridad, así que puse a continuación la película con la que empezó a crecer el mito, El Halcón Maltés. Se me hicieron las cuatro de la mañana, pero mereció la pena, encontré la tranquilidad que buscaba. Y me fui a la cama pensando que, como leí hace poco a Carlos Boyero, Humphrey Bogart es una de las cosas más hermosas que le han ocurrido al cine. Y a la vida, añado yo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Mi primera foto en Nueva York


Lo primero que hicimos el primer día al salir del hotel fue buscar un lugar para desayunar. Estaba lloviendo ligeramente y hacía frío, nada hacía pensar que apenas una hora después caería sobre nosotros el diluvio universal. Caminamos unos minutos hasta encontrar un local pequeñito a unas dos calles del hotel, donde encontramos café espresso y croissants. El mostrador ya estaba rebosante de pizzas recién hechas. Resultó ser un sitio regentado por mexicanos, como la mayoría de locales de pizzas que nos encontramos. Después de pedir, nos sentamos en la barra que había pegada a la pared, y yo me quedé de espaldas a la puerta. Hasta ese momento, debido al hambre y al frío, no había considerado la posibilidad de hacer una foto allí. Pero llegó un momento en el que, mientras me bebía el café, me di cuenta de que en el frigorífico de refrescos se veía el reflejo de la calle a través de la puerta del local, en el mismo instante que una persona pasaba por allí. Enseguida intuí que allí había una foto, y de las que me gustan. Le pedí a Isa que me cambiara el sitio para quedar de frente al exterior. Saqué mi cámara y miré por el visor hacia la puerta de entrada hasta que encontré un encuadre que me gustara. Ya sólo quedaba esperar con la cámara en el ojo a que pasara alguien y disparar. Hice únicamente dos disparos en los que sólo cambiaba la figura que pasaba por la calle. Técnicamente, la imagen de arriba es el segundo disparo, pero yo la considero mi primera foto en Nueva York.

martes, 18 de enero de 2011

Soy el capitán de mi alma

Al parecer, este poema victoriano escrito por Ernest Henley inspiró a Nelson Mandela en sus años de cárcel.

"Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.

En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino,
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma."

jueves, 13 de enero de 2011

Esta industria de aquí

Ahora que vienen los Goya aprovecho para publicar en este espacio un artículo escrito por Arturo Pérez-Reverte en el año 2003. Hace referencia a una campaña que hubo en ese año de apoyo al cine español, no sé si la recordarán. Por supuesto, comparto lo que comenta en el artículo Pérez-Reverte.

"Me han convencido, pardiez. Me refiero a los anuncios de apoyo al cine español que han puesto en la tele, choteándose del que se hace en los Estados Unidos. También a las declaraciones de ciertos productores cinematográficos –la industria, se llaman a sí mismos- afirmando que hay que educar a los espectadores, que nuestro cine es mejor, y que parece mentira que, con los pedazo de películas que hacemos aquí, la estúpida chusma no acuda en masa a la taquilla, y en cambio se infle a canales digitales y deuvedés, o haga cola en los estrenos de Hollywood, hay que joderse, toda esa competencia desleal e inexplicable, incluidos los moros y los negros manta, rediós, una conjuración de Venecia que te vas de vareta, oye, todos contra el buen y sólido cine español. Acogotadito lo tienen, a pesar de su calidad y su tronío. Y claro, dicen. El espectador, que es tonto del nabo, salvo en carambolas como Los lunes al sol o Mortadelo y Filemón, se deja engañar por estafadores tipo Peter Weir o Ridley Scout en vez de precipitarse a las butacas cuando estrenan Fulano o Mengano –disculpen que eluda nombres, pero insultar me da mucha risa, y toso-. La solución, naturalmente, es que el Estado y las televisiones suelten más subvenciones y más pasta. Todo cristo, ojo, menos los productores de cine. Porque es sabido que en España ningún productor importante arriesga un duro propio. Hasta ahí podíamos llegar. Una cosa es ser industria y pasar de paria a comprarte chalets en San Apapucio de la Infanta, y otra es ser gilipollas. No te fastidia.

Así que estoy con ellos, lo mismo que con algunos imprescindibles directores nuestros que sólo pueden oponer el noble argumento de su pata negra auténtica, española, a la brutal ofensiva del cutre cine norteamericano. Esos guiris son vulgares mercenarios que se limitan a contar una historia de forma eficaz, ajenos a los delicados matices artesanos del cine que hacemos aquí, al contenido filosófico, a la cultura, a nuestra hilarante capacidad para filmar comedias que envidiaría Billy Wilder. Sin contar con que Hollywood juega con sucia ventaja. Allí hay guionistas que escriben guiones, y actores que cuando dicen algo te lo crees, y hasta el niño de los Soprano, que no abre la boca, parece un actor. Y claro, así hace cine cualquiera. El mérito es hacer cine sin guión y sin actores, como lo hacemos aquí. Porque el cine de verdad se hace con un productor con cuartelillo en las teles y en el ministerio, con un director que –a ser posible- se la succione al Pepé, al PSOE o a quien mande, y con actores naturales como la vida misma, no maleados por las escuelas de interpretación, el teatro o la experiencia: gente que farfulla con la misma frescura y naturalidad que se utiliza en la puta calle, y a la que da lo mismo que te creas o no, porque lo que cuenta es que sepan decir: oye tía, paso de ti, con espontaneidad honesta.

También, volviendo a la industria, comprendo que ser productor de películas fascinantes e incomprendidas lleva sus gastos. La culpa la tienen el Estado y las televisiones, que llevan la tira financiando doscientas obras maestras cada año, y ahora se rajan. O sea, que te acostumbran a tirar con pólvora del rey, y de pronto llegan los aguafiestas locales y dicen: chaval, se acabó el rollo, o sea, ya no hay más viruta para que hagas arte y de paso te pagues las letras del yate y el estirado de pellejos de tu pava. Ya sé que todos los críticos –los de aquí- ponen tus películas de cinco estrellas para arriba. También sé que has producido la versión neohistóricaporno de Rosario la Cortijera dirigida por Vicente Aranda, el apasionante drama psicológico Pásame la sal, cariño, o la desternillante comedia Al sur del oro y el moro de Moscú, esta última nada menos que con Andrés Pajares. Sí. El cine español está en deuda contigo, colega. Una deuda que te cagas. Por eso te dimos once estatuillas y un beso de Paz Vega en la gala de los Goya. Pero la teta no da más leche. ¿Captas? Treinta y seis espectadores no justifican los seiscientos kilos que te endiñamos por cada una. Así que chao, Cecilbedemille.

Eso es lo que te dicen ahora. Y claro, te hunden el negocio. Perdón. La industria."


Pues eso.

miércoles, 5 de enero de 2011

Sobre el proceso creativo


"El ruido en el mundo de la fotografía es tan ensordecedor que apenas nos deja escuchar nuestra propia voz interior. Y es esa voz la única que nos puede ayudar cuando nos preguntamos qué camino seguir.

A menudo, el artista joven necesita construir con antelación un andamiaje conceptual sobre el que edificar su obra. Solemos olvidar que las cosas se averiguan haciéndolas y el discurso se genera después de una repetición constante y prolongada de puro trabajo. Es la obra la que nos dice quiénes somos nosotros y no al revés. Se trata de ir retirando capas de ideas preconcebidas para dejar al descubierto nuestras inquietudes más hondas.

Parece como si tuviéramos que saber siempre adonde vamos. Propongo rebajar un poco esa exigencia y dedicarnos unos días a reflexionar, a tomar notas de nuestra propia memoria, a averiguar las cosas que nos hacen vibrar. El proceso creativo es una sensación de trance más o menos prolongado en el que uno busca materializar algo que cree haber intuido previamente dentro de sí. Esa búsqueda es la que verdaderamente importa, la que construye nuestra mirada y desvela nuestra propia voz.

Es el proceso lo que hace madurar a un autor; la obra es el resultado de esa transformación."

Texto y fotografía de Matías Costa (Buenos Aires, 1973)